En 2023, estos fueron los principales riesgos emergentes de tipo político, veamos en qué consisten y cómo a lo largo del tiempo han afectado la sociedad y la economía.
Crisis de confianza en las instituciones:
En Colombia la confianza en las principales instituciones ha disminuido considerablemente en la última década; la confianza en el presidente disminuyó de 70% a 44% en 2018, en el sistema de justicia de 49% a 30% y en el congreso de 42% a 25% en el mismo periodo de tiempo. ¿Esto qué podría significar para las empresas? problemáticas sociales como movilizaciones, actos delictivos, incremento de «paros» nacionales, entre otros, que desencadenan riesgos como la ausencia de empleados, la dificultad para cumplir tiempos de entrega de materias primas, la inseguridad de instalaciones físicas, el aumento indiscriminado de precios y el aumento de saqueos, son algunos ejemplos de lo que este riesgo podría ocasionar en la operación de los negocios, con consecuencias como las pérdidas económicas.
Cambio en intereses geopolíticos:
Las transformaciones en alianzas políticas y económicas en el mundo han aumentado las tensiones entre los países y generado riesgos como:
1. A raíz de la crisis financiera de 2008, Estados Unidos dejó de ser la única gran potencia mundial. Su lucha por la concentración de poder aumenta el riesgo de escaladas militares contra las potencias emergentes, situación que se agrava por la fabricación de armas nucleares y de destrucción masiva. Estas tensiones implican aumento de precios, variaciones inesperadas en el precio de las acciones, conmoción en el sector económico a nivel mundial, entre otros.
2. Los datos de los usuarios que se almacenan en las redes sociales y en portales de E-commerce serán el próximo gran «recurso natural». La utilización indiscriminada de esta información para fines políticos, con el objetivo de influir en la agenda política. Los sectores económicos deben reforzar la seguridad de la información en tiempos donde ésta se vuelve uno de los principales activos organizacionales y que, en caso de ser violada, representaría grandes pérdidas económicas y/o escenarios políticos desfavorables para su operación.
3. Las guerras actuales se enfocan principalmente en la desestabilización política y la disrupción económica, donde prevalece la desinformación, el ciber espionaje, la compra y venta de empresas y/o la imposición de sanciones económicas. La guerra de carácter comercial ha tomado fuerza en gran parte por la guerra entre Rusia y Ucrania, puesto que se han multiplicado las sanciones económicas a multinacionales por presuntos apoyos a la guerra. Esto encarece el costo de vida dadas las restricciones económicas a nivel de materias primas y recursos naturales.
Populismos y autoritarismos:
Los escenarios globales que se han desatado desde comienzos de 2020 con la proliferación del COVID-19 y las problemáticas sociales crecientes, han servido de impulsores para los partidos políticos populistas que ofrecen soluciones idealistas frente al desempleo, la pobreza, el hambre, la escasez de alimentos, la escasez de agua y problemas medioambientales. Al rededor del mundo más de 2.000 millones de personas son gobernadas por dirigentes populistas, pero ¿Qué es el populismo? El Populismo es un estilo de comunicación política que puede ser aplicado a líderes de izquierda y de derecha, donde su principal fin es persuadir a la ciudadanía para obtener beneficios en los escenarios electorales. El principal riesgo de estas corrientes radica en las elecciones ciudadanas de dirigentes que proponen políticas de «bienestar» para la sociedad, pero al final terminan en recesiones económicas, pérdida en el poder adquisitivo de las monedas y escenarios poco favorables para las empresas locales. En este punto las organizaciones deben identificar si su operación está centralizada en economías populistas y a partir del análisis determinar las medidas apropiadas para hacer frente a los efectos mencionados anteriormente.
Antagonismo, polarización y dificultad de consenso:
Con frecuencia se observa la discrepancia entre los actores sociales más importantes de las naciones en relación con asuntos políticos estratégicos. Esto dificulta la toma de decisiones y el establecimiento de acuerdos, debido a que gracias a estas posturas divergentes hay mayores probabilidades de que las manifestaciones y los enfrentamientos alcancen niveles poco controlables por el gobierno. Las consecuencias de este riesgo van muy de la mano con las consecuencias de la crisis de confianza en las instituciones, debido a que ambos riesgos implican el descontento social y las alteraciones de orden público que ponen en peligro la continuidad de los negocios. A 2021 América Latina y el caribe presentan un puntaje de polarización del 2,5 sobre una escala de 5; mientras este factor se acerque a un puntaje de 4 implica polarización extrema en las naciones y la interacción entre campos políticos es más hostil.
Cambio en prácticas y ejercicios del poder:
El ejercicio del poder se está apalancando en nuevas tecnologías, que en su mayoría, son aplicaciones y herramientas utilizadas en todos los niveles de la gestión pública; esto supone un mayor control estatal sobre el comportamiento de los ciudadanos y las empresas, permeando diferentes escenarios de la cotidianidad de las personas y de las organizaciones. En este punto la seguridad de la información cobra gran relevancia para las organizaciones privadas, dada la exposición que suponen los nuevos modelos de gobierno para el control fiscal y organizacional del sector privado. Uno de los activos más importantes en la actualidad, es la información; las empresas realizan inversiones significativas con el fin de custodiar y salvaguardar sus bases de datos. Bajo este escenario surge la pregunta ¿Los nuevos controles estatales garantizan la protección de los datos confidenciales de las organizaciones? Dadas estas condiciones, las empresas deben implementar medidas que les permita identificar y tratar este riesgo, con el fin de dar protección a su información.